El Plan Regional de Ordenación Territorial de Cantabria (PROT) se plantea el desarrollo de un sistema equilibrado y policéntrico de asentamientos y ciudades que busca redefinir las relaciones entre el ámbito rural y el urbano, mediante un acceso equitativo a las infraestructuras, redes de servicio y conocimiento, sin olvidar la protección del medio natural y la gestión del patrimonio.
El modelo se organiza en dos ejes fundamentales: 1.- La eficiencia ambiental, ligada a la resiliencia territorial; 2.- La cohesión social, en términos de bienestar y calidad de vida en condiciones de igualdad.
Ambas cuestiones serán las piezas clave en el avance hacia un modelo sostenible, capaz de generar riqueza y bienestar a la sociedad cántabra, acorde con las capacidades del territorio. La definición de dicho modelo resulta de la respuesta a las siguientes preguntas: en primer lugar, el ¿Qué tipo de actividad o funcionalidad se precisa?, para vivir, trabajar, prestar o recibir servicios; en segundo lugar, el ¿Cómo se prestan los servicios o accedemos a ellos? y, en tercer lugar, el ¿Dónde se puede desarrollar dicha actividad?, ¿en qué lugar, en función del soporte territorial que tenemos, podemos llevarla a cabo?
Es así cómo se concreta el modelo territorial, proponiendo la organización y vertebración de las actividades humanas sobre la base del patrimonio territorial que las soporta y acoge. Un patrimonio integrado por los espacios que se constituyen en reserva, fuente o lugar de producción de los recursos naturales -a los que se confiere un valor de activo y cuya explotación ha de estar sujeta a principios de gestión sostenible- y completado por los ámbitos que prestan servicios ecosistémicos de interés territorial.
Dentro del patrimonio natural surge la Infraestructura Verde como un concepto complementario, pero integrador, que se convierte en medida de valorización del territorio atendiendo a los servicios ecosistémicos que presta, en general, entre los que se incluyen algunos servicios esenciales. La infraestructura verde aparece en este documento de planificación estratégica como la infraestructura básica territorial para la gestión de la adaptación al cambio, mediante la lectura integrada de los procesos que se dan entre las dinámicas naturales y antrópicas, ofreciendo a los municipios rurales o de montaña un nuevo punto de vista, con la importancia del papel que pueden jugar en el sistema de asentamientos.
Desde los servicios de conectividad ecológica y fomento de la diversidad de especies y hábitats, hasta los servicios de aprovisionamiento, sin olvidar los servicios ecosistémicos de regulación, el PROT pasa a regular el uso eficiente del suelo desde su propia vocación e identidad, desterrando la visión residual del suelo rústico o espacio abierto, para asumir la necesidad e importancia de integrarlo de forma activa en las herramientas de planificación.