El objetivo principal de este grupo de trabajo fue empezar a tomar conciencia del concepto de gobernanza del agua en España, con la intención de poder identificar, en un entorno participativo y que cuente con la mayor variedad de actores interesados o implicados, las principales brechas y retos en materia de gobernanza del agua en nuestro país.
El grupo de trabajo ha utilizado para su desarrollo el marco de los Principios de Gobernanza del Agua de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), así como las herramientas desarrolladas en el seno de la Iniciativa de Gobernanza del Agua de la OCDE (OECD WGI, en sus siglas en inglés) para la implementación de dicho Principios, a saber, el Marco de Indicadores de Gobernanza del Agua y las Prácticas de Gobernanza del Agua.
En este sentido, la OCDE define la Gobernanza como “el conjunto de reglas prácticas y procesos (tanto formales como informales) políticos, institucionales y administrativos, a través de los cuales se toman e implementan decisiones, los actores pueden articular sus intereses y hacer que sus inquietudes sean consideradas, y los tomadores de decisiones rinden cuentas por su gestión del agua” (OECD, 2015).
En definitiva, la gobernanza aborda el papel de las instituciones y las relaciones entre las organizaciones y los grupos sociales involucrados en la toma de decisiones relacionadas con el agua, tanto horizontalmente, entre diferentes sectores y entre áreas rurales y urbanas, como verticalmente, desde el nivel local al internacional. Como tal, la gobernanza es mucho más amplia que el gobierno, ya que busca incluir al sector privado, a la sociedad civil y a una amplia gama de diferentes actores con intereses en el uso y la gestión del agua.
Hacer frente a los retos actuales y futuros del agua requiere de políticas públicas sólidas orientadas a objetivos mensurables, que cuenten con una planificación y que estén predeterminadas en la escala apropiada, en base a una clara asignación de funciones entre las autoridades competentes y sujetas a supervisión y evaluación periódicas.
La gobernanza del agua puede contribuir al diseño e implementación de tales políticas mediante una responsabilidad compartida entre los distintos niveles de gobierno, la sociedad civil, las empresas y la amplia gama de actores que juegan un importante papel en estrecha colaboración con los responsables del diseño de políticas para cosechar los beneficios económicos, sociales y ambientales de la buena gobernanza del agua.
La gobernanza del agua debe ser entendida como un medio para un fin y no un fin en sí mismo, y el tipo de gobernanza debería estar relacionado con el nivel de riesgo o con la magnitud del problema para poder adaptar las políticas a cada contexto. La gobernanza debe ser adaptable, dependiente del contexto y del lugar, para tomar en consideración las particularidades y los retos históricos y territoriales.
En Conama 2018 se presentaron los resultados alcanzados por este Grupo de Trabajo y se prepararon una sesión participativa para que los asistentes al mismo pudieran acercarse a los contenidos de este concepto y también a las oportunidades que ofrece trabajar en materia de gobernanza.
Puedes disponer del resumen de la sesión elaborado por los voluntarios de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pinchando aquí.
Si quieres ampliar información:
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