Las basuras marinas, un problema transversal

Hace unos meses se descubrió en una playa de Wedge Island, Australia, una botella de vidrio con un mensaje lanzada desde un barco alemán hace 132 años. Lo que a priori parece simplemente un asunto histórico, también hizo ver que materiales de este tipo pueden desplazarse alrededor del mundo y pervivir en los océanos más de lo que imaginamos.     

Puede pensarse que el impacto de una botella de vidrio, un cigarrillo o el envoltorio del bocadillo que nos tomamos en la playa es menor en comparación con la inmensidad del océano, sin embargo, la acumulación de todos ellos ha generado un problema real: las basuras marinas.

Estos residuos no son sólo un problema estético que afecta a las costas españolas y al turismo, sino que también están dañando los ecosistemas, los seres vivos marinos y nuestra salud. En Conama 2016, ya se quiso tratar este tema: redes de pesca, plásticos, neumáticos y hasta aparatos eléctricos encontrados en las costas españolas adornaron uno de los pasillos del congreso con el objetivo de aumentar la concienciación del público sobre este problema.

Además de ello, el grupo de trabajo sobre este ámbito presentó el Decálogo ciudadano contra las basuras marinas en el que se exponía la magnitud del asunto a nivel global y se proponían 10 medidas para intentar paliarlo.   

En Conama 2018, el grupo Basuras marinas (GT-16) seguirá promoviendo este Decálogo, pero esta vez en todas las lenguas oficiales de España y con más entidades promotoras. “Desde que se formó el grupo de trabajo de basuras marinas de Conama, hemos conseguido la participación de más de 50 entidades, desde el mundo de la investigación, ONGs, pasando por cofradías de pescadores o sectores profesionales relacionados con la producción de diversos materiales. En este sentido, creo que se ha conseguido visibilizar más el problema de las basuras marinas a la sociedad pero aún queda mucho camino por recorrer”, explica Luis Jiménez, coordinador de proyectos de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) y coordinador del grupo de trabajo sobre basuras marinas.            

En esta edición, tal y como explica Jiménez, además de contar con ponencias de renombre del Ministerio para la Transición Ecológica sobre las estrategias marinas del gobierno y la exposición de buenas prácticas, también se sorprenderá a los asistentes de Conama 2018 con novedosas propuestas sobre cómo reciclar dichas basuras. “Entre otras actividades realizadas, como una campaña en redes sociales, un memory set o un photocall, también desfilará una modelo con un vestido realizado con basuras marinas durante el congreso”, afirma.

En busca del origen           

El problema de las basuras marinas afecta a muchos sectores de la sociedad. Por ello, durante el congreso se realizará un diagnóstico de la situación en nuestro país de manera transversal. A nivel normativo, se contará con la presencia de representantes del Ministerio para la Transición Ecológica que explicará la reciente aprobación por parte del Consejo de Ministros de las estrategias marinas para conseguir el buen estado ambiental del medio marino antes de 2020.

Dichas estrategias se corresponden con las cinco demarcaciones marinas españolas: noratlántica, sudatlántica, Estrecho y Alborán, levantino-balear y canaria y, cada una, se compone de diversas tareas: la evaluación inicial del estado del medio marino, la determinación del buen estado ambiental, el establecimiento de objetivos ambientales concretos y programas de seguimiento. Hasta ahora, se ha conseguido que el 13% de las aguas marinas españolas estén protegidas, pero es necesario seguir trabajando para aumentar la superficie protegida.               

En este sentido, a nivel de innovación e investigación, en Conama 2018, se contará con expertos del Instituto Español de Oceanografía, del Centro tecnológico del Mar (CETMAR) y de universidades españolas que expondrán iniciativas que cada día intentan aportar su granito de arena ante este problema global. Entre ellas encontraremos ejemplos de proyectos tanto de recogida de basuras, como de sensibilización y formación.               

Uno de ellos, es el proyecto Ecopuertos, realizado desde 2013 en las costas granadinas. Enrique Moreno, representante de la Cátedra RELEC de la Universidad de Cádiz y miembro del grupo de trabajo Basuras marinas, explica que el objetivo de esta iniciativa es recoger muestras sobre la basura que hay, tanto en la costa como en los fondos marinos de la zona, analizarlas y actuar en el origen. “Limpiar el mar es una tarea muy complicada, diría que incluso imposible si cada día llegan más basuras al agua de las que se pueden recoger. Muchas de ellas acaban a kilómetros de profundidad o se disuelven en micropartículas que son imperceptibles a simple vista pero que siguen dañando el medio ambiente. Nosotros queremos saber de dónde vienen y concienciar a esos sectores para reducir su volumen”, afirma.

Descubrir el origen de los residuos

Según refleja el Decálogo ciudadano contra las basuras marinas, de los 10 millones de toneladas de basura que llegan a los mares y océanos, el 80% tienen su origen en tierra. En muchas ocasiones, los residuos son abandonados y son arrastrados por el viento o lluvias torrenciales como las que hemos presenciado en España en las últimas semanas. El 20% restante, en cambio, proviene de actividades en el mar, tales como la pesca y el transporte marítimo.     

Estos datos se confirman en el caso del proyecto Ecopuertos. “La tipología de residuos que encontramos en nuestro área es muy variada pero proviene fundamentalmente de tierra. En la zona más cercana al Levante, se encuentran muchos de tipo agrícola procedentes de los invernaderos. Por el contrario, en dirección a Málaga, los residuos suelen venir del consumo y el turismo: botellas, bolsas, etc. En los fondos, a los que accedemos a través de buceadores, lo que más recogemos son residuos de pesca con caña”, explica Enrique Moreno.            
               
Según explica Luis Jiménez, las basuras marinas son un problema que puede agravarse con el tiempo. “Las basuras marinas es un problema que seguirá afectando al medio ambiente si no actuamos. Se debe identificar los sectores implicados y trabajar con ellos”, afirma.              

Por este motivo, se hace esencial apostar por la concienciación, formación y una gestión responsable. “En el caso de sector agroalimentario, se necesita, por un lado, un sistema de gestión de residuos agrícolas adecuado que les dé un tratamiento y, por otro, seguir con las tareas de sensibilización e información. La combinación de ambos, sería clave para reducir los residuos en tierra”, afirma Enrique Montero.

Efectos en los ecosistemas       

Tal y como se refleja en el Decálogo ciudadano contra las basuras marinas este tipo de residuosestán produciendo un gran impacto en los ecosistemas. Concretamente, más de un millón de aves marinas y 100.000 mamíferos marinos y tortugas mueren cada año en el mundo por enredo e ingestión de basuras marinas. Concretamente, en España, uno de los casos más recientes fue el cachalote muerto encontrado en Murcia en febrero de este año, el cual había ingerido alrededor de 30 kilos de plástico.           

Aunque el plástico es uno de los principales materiales que se encuentran en las costas, no es el único. Según explica Enrique Moreno, las basuras marinas son de lo más diversas. “Hemos llegado a sacar 400 neumáticos de un barranco al lado del mar. Pero también cirios, lavadoras o productos en árabe que pueden haber sido arrastrados desde Marruecos. El océano no está pensado para ser nuestro vertedero particular, es un conjunto de ecosistemas que debemos cuidar”, defiende.     

“En Conama 2018 intentaremos mostrar que los materiales que acaban en el mar son muy diversos. Estos pueden reciclarse y tener una nuevos usos, que aunque puedan parecer increíbles, ya se están haciendo realidad en sectores tan diversos como el textil y en las artes”, añade Jesús Jiménez.            

Esperemos que estos objetivos se cumplan y dentro de 132 años, nuestros hijos no piensen que, al contrario que el barco alemán, olvidamos el mensaje y dejamos únicamente las botellas. Esperemos, en definitiva, que las únicas huellas que se encuentren en las playas sean las de sus pies al pasar.  
 
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