El concepto de Biorregión fue popularizado en la década de los 70 gracias al trabajo del biólogo Raymond Fredric Dasmann y el escritor y activista Peter Stephen Berg.
La biorregión es un territorio con características naturales propias. Estas características que lo definen como una región singular, se encuentran a lo largo de todo su territorio, que comparte clima, accidentes geográficos, cuencas hidrográficas, flora y fauna particulares. Las personas que lo habitan también se cuentan como una parte fundamental de la vida del lugar.
Las biorregiones no responden a organizaciones administrativas políticas, pueden unir distintos municipios, provincias o incluso países, pues lo que comparten no tienen que ver con una organización teórica o política del espacio. Son un sistema natural completo, un ecosistema con una identidad propia muy marcada y sus habitantes suelen tener un sentimiento de pertenencia del lugar que habitan, forjado a lo largo del tiempo y de su relación con el entorno (los recursos, el paisaje, la climatología, etc.).
Mediante la planificación territorial de las biorregiones, se pretende restaurar y mantener los sistemas naturales locales, satisfacer de forma sostenible las necesidades humanas básicas (alimentos, agua, energía, vivienda, etc.) y en definitiva vivir en el lugar. Esto es posible porque para identificar las biorregiones primero es necesario un profundo conocimiento del lugar desde un punto de vista ecosistémico. De esta manera se comprende su funcionamiento casi como un organismo vivo del que los habitantes forman parte. Este conocimiento debe ser transmitido mediante educación, formación y proyectos concretos a la población.
Dentro de las biorregiones no pueden quedar excluidas las ciudades. Los núcleos urbanos que tradicionalmente han crecido alimentados gracias a la naturaleza próxima (alimentados por la costa, por un curso fluvial, por el sistema de huertas intramuros o por la agricultura extramuros) han ido desconectándose de su entorno desde la revolución industrial. Las urbes, cada vez consumen recursos de un terreno mayor y expulsan sus desechos (ya sea en forma de residuos sólidos urbanos, de CO2, de GEF, etc.) a una escala mucho mayor de la propia. Las grandes megápolis de la actualidad, cada vez más pobladas, devoran recursos globalizados.
La situación de consumo y sobrepoblación, está agravada en muchos casos por la dispersión sin planificación de la ciudad. Sus límites son difusos y las zonas periurbanas son en muchos casos zonas sin servicios, sin mezcla de usos y que dependen de infraestructuras para que sus habitantes estén conectados con el centro de la ciudad, siempre dependiendo del coche privado.
En la actualidad la reconexión natural de la ciudad con su entorno es fundamental para su adaptación al cambio climático y para poder ofrecer a sus ciudadanos un entorno sano, justo y seguro donde vivir. En esta sesión de Conama 2018, se debatió sobre la importancia actual del concepto de biorregión y cómo la ciudad construida deberá integrarse dentro de la misma para afrontar los retos de las próximas décadas.
Puedes disponer del resumen de la sesión elaborado por los voluntarios de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pinchando aquí.
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